Sabemos que el juego es positivo, contribuye a conseguir distintos aprendizajes que van a posibilitar un adecuado desarrollo de adolescentes y jóvenes. En concreto, los videojuegos, como una atractiva y extendida variedad de juego, que da respuesta a la gran atracción de menores y jóvenes hacia el uso de las TIC, aportan ventajas a la hora de estimular el razonamiento lógico y la toma de decisiones, la agudeza visual, la coordinación de movimientos, las capacidades para el trabajo en equipo y para afrontar distintos retos… lo que, unido a su capacidad de ofrecer diversión y entretenimiento, suponen para la mayoría de los jóvenes una estimulante actividad a la que dedicar gran parte de su tiempo libre.
La mayoría de los jóvenes que juegan de forma frecuente no sufren consecuencias adversas, han mostrado, por el contrario, puntuaciones superiores en habilidad visuoespacial (Boot, Kramer, Simons, Fabiani y Gratton, 2008), en la capacidad de atención (Shwan y Bavelier, 2003) y en coordinación motriz (Griffith, Voloschin, Gibb y Bailey, 1983).