Una de las estrategias para sentirnos más satisfechos en la labor que desempeñamos como docentes es disminuir las demandas percibidas de nuestro trabajo mediante el uso de nuestros recursos.

Dichas demandas pueden ser de origen físico o psicológico. Por ejemplo, que en tu clase haya un grupo de alumnos y alumnas que no para de gritar e interrumpir constantemente la lección sería una demanda de carácter físico.

Por otro lado, si eres el único encargado de rellenar una cantidad excesiva de formularios, corregir los exámenes de dos o tres clases de las que eres docente y además prepararte la lección del día siguiente, esto produce una carga de trabajo considerada una demanda de origen psicológico.

En este sentido el gráfico muestra el efecto que puede tener una carga excesiva de trabajo en nuestra satisfacción con el mismo dependiendo de la presencia o no de recursos; en este caso, de apoyo de nuestros compañeros y compañeras.

Este apoyo puede consistir tanto en que nos ayuden a corregir o hacer el papeleo mientras nos preparamos la clase, como que nos escuchen, comprendan y se pongan en nuestro lugar.